05 de septiembre de 2025 - Tras sorprender al mundo del pop con SWAG en julio, Justin Bieber no dejó tiempo para el respiro y, con menos de un día de anticipación, lanzó su esperado segundo capítulo: SWAG II.
Según el análisis de Pitchfork, el nuevo álbum no solo mantiene la línea creativa del anterior, sino que expande sus horizontes con más brillo, espiritualidad y riesgos estilísticos.
Una secuela a gran escala
El medio destaca que SWAG II no es un simple álbum de lujo, sino una secuela completa con 23 canciones que conservan la esencia de R&B alternativo y soul de su predecesor, pero con una energía más ligera y divertida. Bieber parece haber encontrado una zona de libertad artística donde las estructuras pop tradicionales se sienten naturales y frescas.
Más luz y color
Si SWAG fue un viaje introspectivo y sombrío, esta segunda parte se percibe como una celebración. Con temas como “Bad Honey” y “All the Way”, Bieber combina el gospel con melodías pop contagiosas, mostrando una faceta más optimista tras lo que muchos consideran un “purgatorio artístico”.
Colaboraciones inesperadas
Pitchfork resalta que Bieber se aleja de los clásicos “featurings de manual”. Entre los invitados figuran Tems, Bakar, Lil B, Dijon y, de forma sorprendente, Hurricane Chris, quien revive su energía de los 2000 en “POPPIN' MY S**”*. Para la crítica, esta jugada refuerza la autenticidad de un proyecto que no busca fórmulas fáciles.
Un Bieber espiritual
La paternidad marcó un nuevo capítulo en la vida personal del cantante, y eso se refleja en canciones como “EVERYTHING HALLELUJAH” y “STORY OF GOD”. El medio señala que Bieber se adentra en una dimensión bíblica, con letras que exploran la fe, el origen del hombre y la búsqueda de sentido.
El regreso del rompecorazones
Aunque más maduro, el canadiense mantiene intacta su habilidad para las baladas románticas. “LOVE SONG” y “MOTHER IN YOU” son señaladas como piezas que conectan directamente con el legado que lo hizo famoso en su adolescencia, mientras que “Eye Candy” evoca la nostalgia de las boy bands de los 2000.
Conclusión
Para Pitchfork, SWAG II representa la consolidación de una transformación artística sorprendente: Bieber ya no es el adolescente de Baby, ni el adulto errático de sus años turbulentos. Hoy se presenta como un artista libre, consciente de su espiritualidad y capaz de emocionar tanto con un himno pop como con una confesión íntima.
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